T. Reinhold – Spanish

Oktober 24, 2017 by admin Uncategorized 0 comments

THOMAS REINHOLD:

LA LUZ COMO TEMA Y MEDIO PICTÓRICO

(Intervención de Thomas Reinhold en los ventanales de la „Chapelle de la Résurrection“, Bruselas)

El proyecto parte del encargo para la reforma de la capilla „Van Maerlant“, en Bruselas, con el objetivo de convertirla en un templo que acoja diferentes cultos religiosos. Se trata de un sobrio edificio del siglo XV que ha sido restaurado por iniciativa de diferentes entidades privadas así como por la propia Administración de la Unión Europea, contando para ello con la colaboración de diferentes países entre los que se encuentra Austria.

Ha sido, efectivamente, a través de los diferentes Bundesländer austríacos, que la realización y financiación de los ventanales de esta capilla se ha hecho posible, resultando de ello una intervención de carácter singular que resalta muy especialmente en la sobriedad de todo el conjunto arquitectónico.

Para la realización de estos ventanales, producidos en los talleres del monasterio de Schlierbach ( — ) bajo la dirección técnica del Padre Alfred Strigl como experto en la materia, se ha contando con la dirección artística del pintor vienés Thomas Reinhold (Viena,1953). Ahí reside quizás la singularidad del resultado del proyecto: el carácter eminentemente pictórico que tienen estos ventanales y la muy especial incidencia de la luz en el interior del edificio que los acoge. Más que unas superficies vidriadas que ocupan los muros del templo, estos ventanales por la riqueza de sus veladuras se convierten en campos de luz y color que inundan la atmósfera de la capilla en su interior, transformándola según pasan las horas del día, desde el alba hasta el anochecer.

Después de meses de trabajo en los talleres de Sclhierbach, experimentando con las diferentes técnicas vítreas adquiridas, Reinhold ha logrado unos resultados de efectos completamente pictóricos. El artista ha rechazado el tradicional método del plomo que engarza diferentes vidrios y tonos de color, rompiendo así con una tradición, por cierto, muy arraigada en Bruselas así como en otras capitales del Art Nouveau, y ha optado por una técnica sin engarces que le permite trabajar con grandes superficies de color que convergen y se mezclan en toda la dimensión del ventanal.

Reinhold toma la idea de la luz -símbolo de la verdad en la religión así como del saber y del conocimiento en la filosofía- inspirándose para cada ventanal en un tema bíblico en el que la luz tiene un especial protagonismo: la primera luz con la formación del mundo y del ser humano, entre el primer y el sexto día de la creación; la aparición de Dios a Moisés en la zarza ardiente que no se consume; el milagro de la Resurrección y la luz que resplandece en el sepulcro; Pentecostés y la presencia de las llamas de fuego sobre los Apóstoles…Cada uno de estos temas alude a momentos trascendentales en los que, a través de la presencia de la luz, se pone de manifiesto que lo terrestre y lo celestial están en absoluta conexión.

El artista ha hecho uso de diferentes técnicas vítreas para experimentar con colores y texturas como si de capas pictóricas se tratara. Así aparecen fluidos campos de color que representan profundidades atmosféricas yuxtaponiéndose y convergiendo entre ellas. Campos de color que tienen en ocasiones límites lineales, muy precisos y, en otras, contornos que se desvanecen por la propia rugosidad del vidrio que los transforma en otro color o textura. Como en las superficies pictóricas que el artista trata sobre el lienzo, donde se confrontan gruesos empastes y capas de pintura muy fluidas, en las superficies de los ventanales diferentes registros y valores lumínicos se transforman desde la sombra más densa hasta la luz más pura, jugando con las diferentes densidades de luz como si fueran veladuras pictóricas y componiendo de todo ello una elaborada y compleja estructura formal.

La variedad de registros pictóricos que Reinhold refleja de forma tan exquisita en cada lienzo, combinando diferentes recursos técnicos y expresivos, ha sabido transformarse ahora, en estas superficies vidriadas que producen a la vez diferentes infusiones de luz invadiendo el espacio de la Chapelle.

El abundante uso de tonos ocres, grises y tierra que surgen de la base de la vidriera, así como la rica gama de azules, tonos plomizos y atmosféricos que dominan las zonas en la parte alta de los ventanales, aluden claramente al ámbito terrestre y de lo celestial. También la presencia ineludible del rojo vivo, vinculado a la sangre, a la pasión y a lo vital, para muchas culturas, o a la muerte para otras…Todas ellas formas abstractas y dinámicas, que surgidas desde arriba y abajo convergen en un punto común, reflejan con acierto la idea que Reinhold ha querido dar al conjunto de la obra y que, no en vano, tematizan cada uno de los ventanales a través de los cinco temas bíblicos citados: por un lado, la voluntad divina que desciende para tomar forma humana y, por otra, el anhelo humano de elevarse a lo trascendente.

(Parnass n°1/2003 Septiembre-Octubre 2003)

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